Os saludo, Antonio Santo de Padua, por aquellas oraciones que en el campo hicisteis, confesando y predicando la fe de Cristo Nuestro Señor; por aquellos tres años que en el monte oraste, y perdiendo el breviario, fue hallado por el Niño Jesús; por la revelación que tuviste para ir a libertar a tu padre de falsos testigos acusado y condenado a muerte, de que lo libraste; líbrame a mí, glorioso Santo, de falsos testigos, de malas compañías y de condenaciones injustas; y por aquellas gracias que pediste al Señor que lo perdido se hallare, lo olvidado fuese recordado, lo propuesto se aceptase y lo empezado se acabase, os suplico me alcances del Señor alegre mi corazón, concediéndome la gracia que os pido, si es su Santa Voluntad, con la cual me conformo totalmente. Dios mío Jesucristo, por vuestra infinita misericordia aquietad las angustias de mi corazón, para que viviendo y muriendo, pueda siempre alabaros, bendeciros y loaros.
Amén.
Imagen: webcatolicodejavier.org
0 Comentarios
|
Temas
Todos
El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. Archivo
Febrero 2019
|